Las hipotecas han supuesto un quebradero de cabeza para muchas familias españolas durante los últimos años. Ya te imaginarás los problemas que tiene la letra pequeña con cláusulas abusivas, condiciones ocultas y demás inconvenientes que escapan a la comprensión de una persona corriente, sin asesoramiento jurídico. Un ejemplo muy claro de esto es la cláusula techo. ¿Quieres saber lo que es y qué implicaciones tiene? ¡Pues continúa leyendo nuestro blog! Además en Housell contamos con un servicio de asesoramiento hipotecario con el que te ayudamos a calcular tu hipoteca y a solicitar la que mejor se adapte a tus necesidades.
La cláusula techo implica establecer un límite a las alzas del Euríbor (tipo medio de interés europeo). Pongamos un ejemplo práctico. Imagina que la hipoteca cuenta con un techo del 3% y el tipo de interés aplicado es Euríbor + 0,99%. Por tanto, si este índice sube por encima del 2,01%, ya no tendrá efecto sobre el tipo de interés. Dicho de otra forma, el prestatario no pagará este exceso marcado por encima de la tasa.
¿Parece perfecto, verdad? Pagas menos, ¿qué problema hay? Como imaginarás, ninguna entidad bancaria te regala ‘caramelos’ sin sorpresa. Desde Housell te recomendamos que no te confíes y busques siempre asesoramiento.
La cláusula suelo: una opción que suele ir ligada a la techo. Supone lo contrario, es decir, un mínimo de pago, independientemente de la evolución del Euríbor. Esto implica que el margen entre el mínimo y el máximo se reduzca prácticamente a cero. Por tanto, no hay mucha diferencia con una hipoteca a tipo fijo. Estas dos condiciones no son ilegales por sí mismas, pero sí que pueden dar lugar a muchas reclamaciones y litigios judiciales. Un dinero que podrías emplear, por ejemplo, en un coche nuevo.
Actualmente, el cliente parte con desventaja en una cláusula suelo. Con el Euríbor situado en terreno negativo, los bancos no pierden nada poniendo una cláusula techo al 4%. Como saben que ese valor no se va a alcanzar en muchos años, se aseguran ganancias seguras. Y por si fuera poco, la suelo sí que se activará en muchísimos casos. El cliente siempre acaba perdiendo y las condiciones casi nunca son justas.
Pueden no afectar al préstamo y sí a la ejecución: es conveniente informarse al respecto. Imagina que inicias una hipoteca en 2020 y se prorroga hasta 2040. Si las condiciones se aplican dentro de 20 años, puede que todo cambie, que el banco incumpla y tú te olvides de reclamarlas… En definitiva, no es la mejor opción para ti.
Si no quieres tener que sufrir este tipo de cláusulas, puedes elegir otro tipo de hipotecas, diseñadas en estos últimos años convulsos para dar más opciones a los consumidores:
Tipo fijo: se pacta un tipo de interés al firmar el préstamo y éste se mantiene mientras la hipoteca se mantenga vigente. El mercado ofrece este tipo de posibilidad con una media de un 2% de interés, aproximadamente.
Tipo mixto: se sitúan a caballo entre el tipo fijo y el tipo variable. Durante un periodo inicial determinado, cuenta con un interés fijo, pero posteriormente pasará a ser variable, tomando como referencia el Euríbor. Lo más importante es la tranquilidad que transmite en los primeros meses. Por el contrario, actualmente, y debido a la situación del Euríbor, saldrían más caras que una variable.
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