Las sociedades modernas envejecen a pasos agigantados y generan un gran número de problemas relacionados con la dependencia. En este entorno, las personas mayores buscan espacios que den respuesta a sus necesidades. Un ejemplo de esto es el cohousing senior (o vivienda colaborativa). ¿Quieres vivir en una casa sin alquiler ni compra y sin los estereotipos de las residencias de ancianos? ¡Continúa leyendo nuestro blog, quizá encuentres la vivienda de tus sueños!
Lo primero que debes saber es que esta forma de vida requiere una gran actitud solidaria. A cambio de obtener grandes beneficios, todos los integrantes deberán adquirir varios compromisos con el resto de la comunidad. Cada residente tiene derecho a una vivienda independiente y no deberá pagarla, pero sí cubrir varios gastos comunes (comida, cocina, limpieza, zonas comunes). Con ese pago, la persona puede disfrutar de una serie de servicios que le hacen la vida más fácil.
Entre estas amplias ventajas se encuentra la presencia de un servicio de enfermería 24 horas. Este último punto no suele estar presente en muchas de las residencias de ancianos. De hecho, lo más habitual es que estos centros se vean desbordados. En algunos casos, una sola enfermera se tiene que encargar de todo el turno de noche en solitario. Todo esto se evita en el ‘cohousing senior’, que ofrece las ventajas de una gran superficie hotelera, pero a menor coste.
Como imaginarás, lo primero es construir la vivienda requerida. Hay que tener en cuenta ciertos condicionantes: las necesidades, el número de cooperativistas, la propiedad del suelo… El Plan Estatal de Vivienda 2018/21 incluye el Programa de Fomento de Viviendas para Personas Mayores. En él se destinan varias ayudas a esta modalidad (pueden llegar a 400 euros por metro cuadrado). Para ello, es necesario cumplir requisitos: el más importante, que ninguno de la cooperativa tenga una vivienda en propiedad.
En algunas ocasiones, los propios Ayuntamientos son los que ceden estos terrenos. Su funcionamiento es similar al de una comunidad de vecinos, pero con la participación activa de todos los componentes. Cada copropietario recibe el derecho a su vivienda y los estatutos de la comunidad indican los servicios que se incluirán:
Estos derechos son propiedad de los cooperativistas mientras permanezcan en la vivienda. Imagina que te cansas y quieres volver a un piso normal, pues puedes hacerlo sin problemas. La cooperativa tiene derecho de compra e indicará el precio del derecho de uso para el nuevo candidato. Ya hay varios ejemplos en España, como el Residencial Puerto de la Luz (Málaga) y Profuturo (Valladolid).
Lo cierto es que mucho menos que en una vivienda normal. Tras la aportación inicial, llegan las cuotas que se pagarán mensualmente (600-800 euros al mes). Un importe barato para disfrutar de una gran cantidad de ventajas. ¿Cómo se consigue esto? Muy fácil, al centralizar estos servicios entre 50 personas, salen mucho más económicos que si éstos fueran individualizados (unos 2.500 euros mensuales).
Las ventajas de esta modalidad son amplias:
Si estás pensando en apuntarte a un cohousing senior y necesitas vender tu casa, en Housell te ayudamos. Informate gratis llamando al 900 622 162.