Nunca sabremos qué nos deparará el futuro, pero la realidad es que con todos lo avances tecnológicos, nuestros espacios urbanos deben reinventarse y adaptarse a la nueva era.
La innovación del futuro hará que las ciudades sean inteligentes: reducirán el impacto que la población creará en términos de contaminación y desgaste.
Ahora es el momento de diseñar nuevos espacios urbanísticos y preparnos para hacer frente a la superpoblación que tendremos en 20 años.
Hay muchos espacios que utilizamos a lo largo del día con una única función. Si juntamos diferentes funciones en ese espacio, ganaremos en eficiencia y conseguiremos un consumo de energía menor. Además, utilizar los espacios de manera multifuncional permitirá que en 2050 la superpoblación tenga cabida dentro de la ciudad sin modificar las infraestructuras.
El objetivo es evitar el 30% de agua perdida en fugas, monitorizando la red de agua. Es decir, combinando el consumo de agua con Internet para que se pueda gestionar este recurso de forma eficaz. Esto llevará a que los ciudadanos tomen conciencia de un correcto uso de este recurso tan preciado.
La vegetación es muy importante tanto por cuestiones medioambientales como por el placer de ver zonas verdes cuando te alejas del núcleo urbano. Si combinamos las redes sociales con la vegetación de la ciudad, mapeando por ejemplo los árboles. Involucraremos a la gente para que adquieran cierta responsabilidad.
Crear una ciudad diseñada para las bicicletas y transformar estas con la tecnología. Si desarrollamos una rueda inteligente que recoja información sobre cómo es el comportamiento del ciudadano dentro del núcleo urbano estableceremos rutas adaptadas a sus necesidades y estilo de vida.
Por ejemplo, cuando se genera electricidad se emite mucho calor. Ese calor podría ser utilizado para calentar o enfriar a nivel de distritos. Si visualizamos todas las corrientes de calor de la ciudad, conseguiremos ahorrar mucha energía y como consecuencia emitiremos menos dióxido de carbono.
La evolución de la tecnología ha desarrollado nuevas formas de consumo. Por ejemplo, ahora puedes compartir apartamento con Airbnb o un coche con Uber. La idea es que si compartimos dentro de la ciudad ya sean infraestructuras para vivir o trabajar, ahorraremos mucho a nivel total.
Un coche autónomo por ejemplo, puede llevarte a la oficina a ti y luego a otro miembro de la familia. El objetivo es lograr un sistema que combine el transporte público y privado, para reducir la contaminación de los gases que estos transmiten al entorno y además evitar atascos en la ciudad.
En muchas ciudades hay una clara separación entre las zonas ricas y las más desfavorecidas. Crear un teleférico que conecte ambas partes y las convierta en un todo, será muy enriquecedor. La idea es que todo el mundo tenga acceso a una librería o a actividades culturales y de ocio.
Los semáforos son muy costosos además emiten ciertos aires tóxicos, que no son muy favorables para el medio ambiente. Se trata de convertir esa iluminación tradicional en un LED online para poder controlarlos y conectarlos con el ecosistema, es decir, crear una web inteligente donde dirijamos todas las infraestructuras de la ciudad.
Introducir agricultura urbana nos permitirá tener un acceso directo a determinados alimentos. Además conectará a los ciudadanos con la naturaleza y con la producción en sí misma. Llevándonos a crear un entorno sin agentes contaminantes ni perjudiciales.
No podemos definir cómo serán las ciudades del futuro, pero sí que podemos dar un paso más si trabajamos juntos en la consecución de un entorno habitable para todo lo que venga en el futuro no muy lejano.
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