Lo primero que debes saber es que el sonido se mide mediante decibelios (dB). Las leyes establecen unos límites muy claros: 35 dB de día dentro de la casa y con las ventanas cerradas. A partir de las once la noche, este límite baja a los 30 dB, también con todo cerrado. No deberías poder escuchar con nitidez las conversaciones o la televisión de tus vecinos. Si puedes escucharlo sin problema, significa que se están vulnerando estas barreras.
Con la siguiente tabla, conocerás diferentes equivalencias de ruido:
200 dB | Explosión de la bomba atómica de Hiroshima y Nagasaki |
180 dB | Erupción del volcán Krakatoa (a 160km de distancia) |
142 dB | Récord del sonido en un estadio (Kansas City) |
140 dB | Umbral del dolor |
130 dB | Despegue de un avión |
120 dB | Fuegos artificiales (pirotecnia) |
110 dB | Concierto |
100 dB | Perforadora eléctrica |
90 dB | Tráfico |
80 dB | Tren en marcha |
70 dB | Aspiradora |
60 dB | Aglomeración de gente |
40 dB | Conversación |
30/35 dB | Límite legal de sonido en vivienda |
20 dB | Biblioteca |
10 dB | Respiración tranquila |
0 dB | Umbral de audición |
Para medir estos niveles, la policía municipal utiliza sonómetros, pero hay muchas más opciones. Se puede hacer también fácilmente en casa mediante la descarga de programas, ya sea para el móvil (Decibel 10th, DB Sound Meter o Sound Meter) o para el ordenador (Sound Level Meter y mvMeter). Eso sí, hay que tener en cuenta que los smartphones (Android y iOS) están preparados para recoger la voz humana. Por tanto, es probable que en frecuencias altas (más de 90 dB) haya bastantes imprecisiones.
El primer paso es hablar con él y tratar de que cambie su actitud de forma amistosa. Si esta vía no funciona, tendrás que hablar con el presidente de la comunidad: el artículo 7 de la Ley de Propiedad Horizontal posibilita que el presidente, a iniciativa propia o por petición de los propietarios, pueda requerir el cese inmediato de actividades prohibidas al vecino que las realiza.
Si no tienes éxito, deberás avisar a la policía. El objetivo es conseguir una prueba de esta vulneración, necesaria para dar los siguientes pasos. Imagina que toda la comunidad de vecinos quiere atajar directamente el problema y el vecino no pone de su parte. En ese caso, no quedará más remedio que elaborar una demanda contra él. Su aplicación deberá aprobarse en una junta extraordinaria.
A partir de ahí, comienza el proceso judicial. Si la justicia nos acaba dando la razón, podríamos incluso solicitar una indemnización por daños y perjuicios. En los casos más graves, se podría conseguir incluso la privación del derecho al uso de la vivienda durante los últimos tres años. En caso de no tener denuncia, se puede solicitar a un perito una medición precisa del nivel de ruido (en decibelios).
Lo mejor que se puede hacer en estos casos es luchar en grupo: defiende tus intereses acompañado de tus vecinos o perjudicados y evita intentarlo en solitario, puesto que tendrás menor credibilidad. Forma un equipo, ármate de argumentos y, con la ley en la mano, vence legalmente a tu vecino y lucha por el cumplimiento de las normas.
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