Lo primero que debes tener en cuenta es que el principal foco de pérdida de calor de una vivienda se encuentra en el tejado, pero tampoco hay que descuidar las paredes. Si tu vivienda tiene más de 40 años, probablemente esté desprovista de un aislamiento térmico, como es el caso de las casas de pueblo. A pesar de tener la calefacción puesta, las ventanas bajadas y todas las puertas cerradas, ¿sigues sintiendo frío? Ya tienes la respuesta.
Consejos para mejorar tu aislamiento
A continuación, te aportamos una serie de medidas para construir una auténtica muralla contra el frío en tu vivienda. Esto además ayudará a que tu casa sea más eficiente:
- Aísla el tejado: no es precisamente económico, pero puede prevenir otros problemas derivados como goteras. Es recomendable el uso de poliestireno extruido para las cubiertas, o bien de lana material. Ambas opciones son muy buenos aislantes y te permitirán disfrutar de una temperatura cómoda en tu vivienda durante todo el año.
- Protege puertas y ventanas: lo normal es que ambas tengan huecos por donde pasa el aire. Puedes cambiarlas o bien sellar sus huecos con diferentes objetos cotidianos. Una solución más profesional es la doble ventana con rotura de marco térmico.
- Actúa sobre las paredes: en este caso, su rehabilitación puede hacerse de dos formas: exterior o interior.
- Si la realizas desde fuera, será más efectiva, pero tendrás que esperar el visto bueno de todos tus vecinos, ya que supone una modificación de la estética de la fachada, según marca la Ley de Propiedad Horizontal. Si decides ejecutarla, podrás instalar una fachada ventilada (material aislante de un mínimo de tres centímetros recubierto con madera, cerámica u otros materiales o bien acometer un Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior (SATE), compuesto por poliestireno extruido (XPS).
- Si decides ejecutarla desde dentro, tendrás mayores facilidades y podrás detectar y solucionar los problemas en una menor superficie. Los beneficios te permitirán un correcto aislamiento interpisos, además de una reducción importante del ruido del exterior.
- Instala suelos y paredes radiantes: constan de una serie de tuberías interconectadas que distribuyen el calor de forma regular a través de la vivienda. A diferencia de los radiadores (focalizados en un punto concreto), abarcan todo el espacio de la vivienda. Esto permite una refrigeración más eficiente y un mayor equilibrio climático en nuestro hogar.
Otros consejos
Si no quieres hacer una reforma, puedes tomar una serie de medidas cotidianas que te ayudarán a conservar el calor y hacer tu casa más sostenible:
- Utiliza una caldera de bajo consumo: la inversión inicial es alta, pero a la larga saldrás ganando.
- Programa la calefacción: las subidas bruscas de temperatura generan un gasto elevado que deberás evitar.
- Cierra las puertas y ventanas: muy eficaz con los rigores del invierno, más aún si tienen rejilla de ventilación, como ocurre en las cocinas.
- Utiliza paneles reflectantes detrás de los radiadores: su función es rebotar el calor en todas direcciones y te permitirá ahorrar un porcentaje valioso de energía.
- Mantén la temperatura de tu calefacción en torno a los 20 grados y nunca superes los 22, puesto que tu cartera lo notará a final de mes.
- Revisa tus sistemas calefactores cada dos años: por antigüedad o uso, los filtros pueden tener defectos que obstaculicen la conservación del calor. En poco tiempo, un fontanero puede ahorrarte muchos disgustos.
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