Índice del artículo “¿Cómo ahorrar durante los meses más fríos?”
El precio de la energía se ha disparado en este año 2022, especialmente desde la invasión rusa de Ucrania. Ante esta situación, utilizar la calefacción se ha encarecido para muchas familias europeas. ¿Existen otras opciones para sustituirla? Pues lo cierto es que sí. Si quieres conocerlas, entra en Housell e infórmate bien.
Esta alternativa al gas natural consiste en la instalación de una serie de tubos de polietilenos en el suelo, bajo una capa de mortero autonivelante. A través de ellos, circula agua caliente entre 30 y 45 grados; una temperatura bastante más baja que el sistema tradicional de calefacción. El calor se reparte mediante la zonificación, con lo que se reduce el consumo de energía. Además, al instalarse bajo el suelo, no ocupa espacio.
Utiliza un calentador eléctrico, que convierte la corriente eléctrica en calor. Se trata de un depósito de agua de 10 a 300 litros. El agua se calienta mediante una resistencia eléctrica. Una vez que el agua alcanza una temperatura determinada, la resistencia se desactiva y el aislante mantiene la temperatura del agua. Cuando el agua caliente se usa, entra agua fría y la resistencia se activa de nuevo.
Existen diferentes tipos: estufas halógenas, calentadores de convección y calentadores de ventilación. Su ventaja es su fácil instalación y funcionamiento. Su desventaja, que el agua fría que entra en el depósito tarda en calentarse.
Se trata de la opción más tradicional que el gas natural, todavía arraigada en las zonas rurales. Su problema es que es muy poco eficiente, es decir, necesita grandes cantidades de energía para calentar una vivienda. Además, resulta muy contaminante y es responsable principal de las emisiones de CO2 a la atmósfera.
Seguro que alguna vez has visto las típicas estufas. Su funcionamiento es muy sencillo: se coloca gasoil en su interior, prende y se transforma en calor. Cuenta con un gran rendimiento energético, funciona de forma sencilla y son fáciles de mantener. Sus principales desventajas son otras: no se puede transportar, no es del todo seguro y resulta muy contaminante.
Las cuatro anteriores opciones son tradicionales, pero las renovables ofrecen nuevos paradigmas para tu casa que también puedes emplear como alternativas al gas natural.:
Consiste en un sistema de climatización que utiliza una bomba de calor para extraer el calor contenido del interior al exterior. En verano, el calor del interior se transmite hacia el aire, el agua o el suelo. En invierno, ocurre el proceso contrario: el calor del exterior se transfiere al interior. Requiere una inversión inicial alta, pero sus ventajas la compensan: no contamina, es eficiente y ahorra energía a largo plazo.
En este caso, se aprovecha el calor que llega desde la superficie de la tierra. Para ello, se emplea una bomba de calor geotérmica. Su función es aprovechar la temperatura constante del subsuelo a lo largo del año. La principal ventaja es que puede usarse sin límite de tiempo. Por ejemplo, en el Principado de Asturias se ha afianzado como una solución para este invierno.
Esta energía renovable se genera a partir de la combustión de la materia orgánica. Las calderas de biomasa son las más ecológicas del mercado. Además, su combustible puede ser muy variado: pellets de madera, huesos de aceitunas, forestales, cáscaras de frutos secos… El único residuo que deja es un poco de ceniza, que se recoge periódicamente con un cenicero.
Aprovecha la energía procedente del Sol para aplicarla a la calefacción. Para funcionar, la instalación necesita un intercambiador de placas (conecta la calefacción solar con la caldera) y un regulador, para administrar el agua caliente para uso doméstico. La inversión inicial se amortiza con sus años de uso, ya que su vida útil puede superar las dos décadas. Debido a todo ello, es una opción al auge durante estos años.
La aerotermia, la geotermia, la biomasa y la energía solar térmica coinciden en un matiz: son renovables. Esto les concede bastantes ventajas respecto al sistema tradicional:
En este caso, te mostraremos dos comparativas:
Según un estudio de Toshiba recogido por el Business Insider, la aerotermia gana al gasoil y al gas. Los resultados lo dejan claro: la aerotermia es al menos un 25% más barata que el gas natural y un 50% más barata que el gasóleo.
El portal Enerpop también realiza una comparación entre el precio de los diferentes tipos de energía para calentar nuestro hogar. Según este cálculo, la calefacción de gas propano sale por 3.182 euros al año. En comparación, estos serían los precios de las otras alternativas: caldera eléctrica (2.537), gasoil (2.255), biomasa (1.870), gas natural (1.850) y muy por debajo, aerotermia (634) y geotermia (423).
Ahora que ya sabes más sobre las alternativas a la calefacción tradicional, sigue leyendo el blog de Housell y mantente al día de todo lo referente al mercado inmobiliario.